Por René Buenfil
La preparatoria es el último nivel educativo en el que la vinculación con los padres de familia debe ser estrecha e importante. En esta etapa de la vida, los jóvenes toman una nueva dirección de su desarrollo, alcanzan su madurez sexual, elaboran su identidad personal y se plantean un proyecto de vida propio.
Para los padres de familia, la adquisición de conocimientos y el desarrollo social de sus hijos es de lo más valioso. Es por ello que en muchas ocasiones la preparatoria no es elegida por los estudiantes, sino por sus padres; por lo tanto, debe existir un programa sólido de vinculación en el que esta parte de la comunidad se siente aceptada e integrada.
La preparatoria debe contar con espacios de retroalimentación en donde los padres de familia sean informados sobre los programas de acompañamiento, orientación vocacional y aprovechamiento escolar de sus hijos; aspectos sumamente cuidados por nuestros directores y coordinadores de Prepa UVM.
Otro elemento importante, es la complicada tarea de acompañar a los adolescentes en la elección de su licenciatura. Los padres deben entender a fondo los intereses e inclinaciones de sus hijos, además de proporcionarles una guía realista de posibilidades personales y ayudarles a buscar información sobre las profesiones que les interesen.
A lo largo de este proceso de orientación vocacional, así como en sus años en la preparatoria, surge la combinación de un acompañamiento aún deseado por el adolescente y de la independencia ya ansiada por el adulto joven.
Los adolescentes necesitan además de amor, ser escuchados, ya que de esta manera los padres tienen la posibilidad de conocerlos más, de saber qué sienten, qué les preocupa, en qué se ocupan, cómo son sus amigos, qué cosas les divierten o a que le temen, cuál es su posición respecto del alcohol, el cigarro, el sexo y el embarazo.
Los padres no deben olvidar que también atravesaron esta difícil etapa y a pesar de todas sus dificultades lograron superarla.